Las arterias y venas de mayor calibre son fáciles de identificar y su trayectoria es algo predecible, por lo que la persona que procesa la carne probablemente solo las rasgue. Por lo general, viajan entre los diferentes músculos, por lo que no debería ser difícil detectarlos y sacarlos.
Las arterias y venas más pequeñas, que viajan dentro de la carne, simplemente se dejan allí. Cuando el animal muere y se desangra, las vasijas más pequeñas se vacían, y como sus paredes no son lo suficientemente fuertes como para mantener la luz abierta, se colapsan, al igual que las mangueras de incendio que no se utilizan. Están ahí en la carne, pero no se pueden ver.
