La mejor manera de responder a esta pregunta es con un ejemplo, en este caso el reciente brote de Ébola en África Occidental.
Tener la capacidad de volar y así ser murciélagos altamente móviles tiene una mayor propensión a propagar patógenos en sus entornos no solo al entrar en contacto directo con humanos, sino también con la vida silvestre con la que los humanos interactúan más tarde, como se explica en el diagrama anterior.
Esencialmente, los murciélagos aumentan el rango de hospedaje del virus, lo que aumenta la probabilidad de que los humanos entren en contacto con él.