¿Qué hace la heroína el cerebro?

Cuando ingresa al cerebro, la heroína se convierte nuevamente en morfina, que se une a las moléculas de las células conocidas como receptores opioides. Estos receptores se encuentran en muchas áreas del cerebro (y en el cuerpo), especialmente aquellas involucradas en la percepción del dolor y en la recompensa. Los receptores opioides también se localizan en el tallo cerebral, que controla los procesos automáticos críticos para la vida, como la presión sanguínea, la excitación y la respiración.

Las sobredosis de heroína con frecuencia implican una supresión de la respiración. Esto puede afectar la cantidad de oxígeno que llega al cerebro, una afección llamada hipoxia. La hipoxia puede tener efectos psicológicos y neurológicos a corto y largo plazo, incluyendo coma y daño cerebral permanente.

Después de una inyección intravenosa de heroína, los usuarios informan que sienten una oleada de euforia (“prisa”) acompañada de boca seca, un enrojecimiento de la piel caliente, pesadez en las extremidades y un funcionamiento mental nublado. Después de esta euforia inicial, el usuario “asiente”, un estado de vigilia y somnolencia. Los usuarios que no se inyectan el medicamento pueden no experimentar la prisa inicial, pero otros efectos son los mismos.