El miedo es realmente una cosa útil en muchos contextos. Si no temes a situaciones peligrosas, es muy probable que mueras o te lastimes gravemente.
Por ejemplo, al menos deberías temer a un animal salvaje grande. Si sabes que hay un tigre devorador de hombres cerca, debes tomar medidas para evitarlo. El miedo nos permite abandonar lo que estamos haciendo actualmente y tomar las medidas adecuadas.
El miedo es un problema solo cuando es inapropiado o excesivo: este parece ser el caso de trastornos como el trastorno de estrés postraumático (TEPT). Las personas con trastorno de estrés postraumático sienten los síntomas de miedo o ansiedad, incluso cuando no hay nada peligroso en el medio ambiente. Los neurocientíficos y psicólogos aún no entienden la base de tales trastornos.
Para las personas que no padecen trastornos severos, controlar el miedo requiere práctica. Uno necesita aprender gradualmente estrategias cognitivas y conductuales que ayuden a lidiar con el miedo inapropiado o excesivo. Matar a las neuronas involucradas en el miedo desencadenado sería una solución extrema y potencialmente dañina, porque entonces incluso los temores apropiados serían imposibles. El cerebro tiene una mejor solución: inhibir temporalmente las neuronas de una manera dependiente del contexto.