Por la forma en que lo veo, todo es ESPÍRITU. Todo es parte de la mente universal. Todo contiene la vibración de la creación (La presencia de Dios, por así decirlo). Para mí, somos seres espirituales que vivimos en un plano físico (que fue creado por el bien de la expansión del alma y experimentar los muchos matices de lo que significa estar vivo como “fractales de conciencia” individuales).
La meditación es una forma maravillosa de sintonizar con esa naturaleza “piadosa”, por lo que es practicar la conciencia, soñar lúcidamente (o soñar en general), tomar tierra con GAIA, vivir en el ahora, practicar yoga, qi-gong, atención plena, respirar conscientemente Sin embargo, para mí, la experiencia más espiritual que podemos tener es AMOR, que es el centro de todas las religiones y enseñanzas espirituales y que se puede lograr independientemente de nuestro entorno. Es la esencia misma de lo que somos. No me refiero al amor en el sentido romántico de la palabra, sino al amor verdadero hacia toda la creación. Con esa realización / práctica, nos volvemos uno con todo, los límites se disuelven y somos realmente capaces de ver a los demás tal como son, extensiones de nosotros mismos.
La conciencia de la magia que somos nosotros puede internalizarse al presenciar el momento y elegir actuar desde un lugar de amor (no de ego).
