¿Podría una araña gigante caminar? ¿Podría volar un elefante alado? Por supuesto no. Esto no es un problema biológico sino de ingeniería. En pocas palabras, algunas estructuras (con los materiales utilizados) no se escalan bien. Un Paramecium gigante no tiene sentido.
Es hora de recordar al viejo D’Arcy Thompson, On Growth and Form. Como escribió el autor, la superficie y el volumen (o el peso) de un animal aumentan con el cuadrado y el cubo de su longitud, respectivamente. Cada sistema de impulsión ha evolucionado específicamente para cada organismo de acuerdo con su morfología y peso. Además de que no somos animales acuáticos, tener células ciliadas en nuestra epidermis sería inútil, ya que no podrían proporcionar el empuje requerido (y, por supuesto, las células internas ciliadas no serían de ninguna ayuda).