No soy físico, no lo es, pero fui la persona de rehabilitación en una cirugía de reemplazo de “cadera equivocada”.
Para el paciente, dio lugar a cambios permanentes en la vida. Ya no podía subir a un autobús, que era su único medio de transporte, se aisló socialmente y se deprimió. Fue a un hogar de ancianos, donde continuó deteriorándose y luego murió aproximadamente 2 años después, incapaz de caminar hasta la cadera mala y llorar la desaparición de su antigua vida.
Los que somos capaces de olvidarnos de que la independencia puede descansar en un factor clave, que para ella fue ser capaz de intensificar.