Los seres humanos aman las dicotomías: dividir todo tipo de fenómenos y experiencias en dos categorías. Hacemos esto con género (hombre / mujer), con reseñas de películas (pulgares arriba / abajo), con opciones de apareamiento (deslizar hacia la izquierda / deslizar hacia la derecha), con moral (bueno / malo), con política (liberal / conservador). Nuestro sistema de clasificación de entidades biológicas, el sistema binomial de género y especie, es también un tipo de dicotomía.
Las dicotomías son geniales. Son herramientas útiles para ayudarnos a tomar decisiones y determinar acciones. Eso es básicamente para lo que son los cerebros: para tomar decisiones que nos permitan sobrevivir y reproducirnos. Las dicotomías son un atajo mental práctico que nos ayuda a tomar decisiones rápidamente y con cierto grado de optimalidad. No me sorprendería saber que la arquitectura de nuestros cerebros nos predispone a crear y usar dicotomías.
Las dicotomías son un truco útil de la vida, pero eso no significa que describan con precisión la realidad. Una vez que comienzas a mirar de cerca la mayoría de las cosas, encuentras que las dicotomías son reemplazadas por continuums. Esto es especialmente cierto en biología.
Los virus no encajan en una dicotomía de vida / muerte. Son un poco de ambos. Los intentos de exprimirlos en una categoría u otra son solo gimnasia verbal. Puede ser un juego entretenido, pero no hace nada para avanzar en nuestra comprensión.