Los psicodélicos pueden estimular el recuerdo de los recuerdos perdidos y también pueden generar recuerdos falsos; la reconsolidación de memoria perdida y la impresión de memoria falsa implica neuroplasticidad. El cerebro crea tolerancia a los psicodélicos rápidamente, pero la tolerancia psicodélica puede superarse ingiriendo sucesivamente dosis más grandes. Dosis sucesivas y niveles crecientes de tolerancia implican neuroplasticidad basada en el estrés. En el caso del trastorno de percepción persistente de alucinógenos (HPPD, por sus siglas en inglés), el sujeto conserva algunos de los efectos visuales de los alucinógenos mucho después de que el fármaco se haya metabolizado; las reacciones persistentes al estrés neuronal implican neuroplasticidad. Los psicodélicos se han usado para facilitar la inducción y la programación del culto; el adoctrinamiento implica una neuroplasticidad basada en la identidad. Los psicodélicos inducen la unión de pares y compañeros en subculturas tribales; vinculación implica neuroplasticidad basada en la identidad. Los psicodélicos pueden crear cambios positivos a largo plazo en el estado de ánimo y las perspectivas; los cambios en la perspectiva a largo plazo implican neuroplasticidad. Finalmente, mientras yace en un silencio oscuro, el estado psicodélico se asemeja a un profundo trance de ensueño; se sabe que el soñar facilita la compresión de la memoria y la potenciación de la memoria a largo plazo. Cualquier fármaco que facilite estados de sueño prolongados también debería facilitar la compresión de la memoria, la potenciación a largo plazo y la neuroplasticidad.
Neuroplasticidad psicodélica
