Ese efectivo cambia de manos de un proveedor de medicamentos a un consumidor de drogas. El usuario obtiene su narcótico, el proveedor obtiene efectivo.
El proveedor usa el efectivo para comprar precursores químicos, el equipo necesario para procesar los precursores, organizar el transporte, pagar a las personas que producen las drogas, mover las drogas, vender las drogas, proteger la operación, pagar las autoridades y, finalmente, a través de las empresas, cómplices los bancos, e incluso las salas de poder, se lavan y se usan para expandir los cofres de los señores de la droga.