Esta es una pregunta que debatimos en la Universidad: si entras en un teletransportador que te desarma en átomos, luego envía estos átomos al destino y los vuelve a ensamblar, ¿”llegas” al otro lado? ¿Qué tal si el teletransportador lo desarma, luego muestra las instrucciones para el reensamblaje hasta el destino, donde se reensambla con los átomos almacenados?
Es una pregunta central para la filosofía: ¿qué define a “mí”? Mentes mucho más grandes que las nuestras no han podido responderlo. Mi sentimiento, por lo que vale, es que hay una parte de la estructura de nuestros átomos componentes que nos da a cada uno de nosotros una definición de uno mismo. Ciertamente no es físico en el sentido de cuerpo o cerebro, sino que está construido a partir de componentes físicos. Puedes llamarlo mente, alma, fuerza de vida, etc.
Esto genera la pregunta mucho más amplia que nadie con vida puede responder. Si este misterioso “yo” es una consecuencia e inherentemente parte de ciertas estructuras físicas y no algún efecto secundario, no físico e inmaterial de esas estructuras, ¿puede sobrevivir a la disolución de esas estructuras, es decir, la muerte?
Y en ese punto, me retiro con gracia.